A pesar de la creencia popular, la fabricación de cuerdas para instrumentos musicales no se hacia con intestino de gato, sino con intestino de oveja, hoy en dia la mayoria de los violinistas prefieren las cuerdas metalicas o sintéticas.
Sin embargo, ¿de donde viene la creencia de que las cuerdas de violin era hechas de tripas de gato? Muchos investigadores del mundo felino se han preguntado el por qué de la extraña conexión entre los violines y los gatos. Existen numerosas teorías, pero la más factible posee una larga historia que hunde sus raíces en la religión del antiguo Egipto y en el imaginario colectivo.
Hace siglos que los gatos vienen figurando en los letreros de tabernas y posadas del Reino Unido en combinación con diferentes objetos como ruedas u ovillos de lana. Tampoco son raros en dichos establecimientos los letreros de gatos famosos como «El Gato con Botas» (Puss in Boots), o de gatos en determinadas poses —estornudando, bizqueando, etcétera—, pero los más populares de dichos letreros y sobre los que más explicaciones se han avanzado han sido los dedicados a los gatos violinistas. Estos letreros tienen siempre el nombre genérico de «El Gato y el Violín» (The Cat and the Fiddle) y son simultáneamente apreciados por los amantes de los gatos y de los letreros. Existen, asimismo, muchas rimas infantiles relacionadas con este «gato músico» tan conspicuo. Mientras unos han recurrido a explicaciones socio-culturales y lingüísticas más o menos satisfactorias, otros han propuesto un origen religioso cuyas raíces parten del antiguo Egipto y reaparecen en los grutescos de la arquitectura eclesiástica Medieval.
Las cuerdas del violín
Además de las representaciones de gatos violinistas en letreros de posadas, los
ingleses poseen una popular rima infantil dedicada al «Cat and the Fiddle» que lleva
el nombre de «Hey Diddle Diddle» y data al menos del siglo XVI. Al margen de que
fuera la rima la que inspiró el primer letrero o fuera al revés, lo cierto es que la
conexión del gato con el violín se ha pretendido explicar en ocasiones recurriendo
a diferentes términos. Algunos lingüistas han sugerido que podría proceder de
«kit-gut» (tripa de violín), ya que «kit» se refiere al pequeño violín de bolsillo que
en otros tiempos tocaban los maestros de baile y, por otro lado, se creía que sus
cuerdas estaban hechas con tripas de gato.
Otros han hecho derivar el término «cat-gut» (tripa de gato) de «gut-cord»
(cuerda de tripa) para explicar la misma conexión, pero las cuerdas de los
violines nada tenían que ver con los gatos. Es más, las cuerdas de los violines
nunca se han hecho con tripas de gato porque no sirven para tal fin.
Normalmente se emplean las de ovejas, mulas o caballos.
Un antecedente dudoso sobre tal creencia pero avanzando por algunos
investigadores podría encontrarse en el samisén, un instrumento largo parecido a
una guitarra utilizado por las geishas del Japón. Se cuenta erróneamente que en
tiempos pasados sus cuerdas estaban hechas con tripas de gato, pero no eran sus
tripas sino su piel (también la de perro) la que se utilizaba en la construcción del
cuerpo rectangular del instrumento. Las cuerdas del samisén se han hecho
tradicionalmente de seda y en la actualidad se hacen de nylon. Hay historias sobre
geishas que pagaban una misa por las almas de los gatos cuyas vidas habían sido
cercenadas prematuramente para proporcionar su piel a estos delicados instrumentos
musicales de largo cuello y cuerpo de tambor.
Interesante ¿no?
Visita nuestro sitio web para contratar a los mejores violinistas en la CDMX:
(las cuerdas de sus violines son sinteticas, por si te lo estabas preguntando)
Fuentes consultadas:
http://www.elmundodelgato.com/noticia/819/felicultura/los-gatos-violinistas.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario